¿Cómo surgió la idea de la película?
Durante la búsqueda de localizaciones para Adam, mi film anterior, conocí en la medina de Salé a un hombre que tenía una peluquería. Este encuentro me dio la sensación de que el hombre callaba muchas cosas, que había algo en su fuero interno que estaba obligado a ocultar para sobrevivir en el entorno conservador que lo rodeaba. A partir de ahí, empecé a imaginarme su vida. Tras algunos meses, él continuaba allí, surgiendo entre mis pensamientos una y otra vez.
Eso me llevó a ponerme en su lugar y a imaginarlo viviendo una lucha continua durante toda una vida, sumido en una contradicción y, a menudo, en la vergüenza. Me imaginé lo que supondría ser la esposa de ese hombre, llevar una existencia llena de dudas, vivir con un sentimiento de frustración o, incluso, de culpabilidad. Y siempre, guardando el secreto, que es lo más duro. Afrontar una verdad de tal calibre exige una valentía extraordinaria, sobre todo en una sociedad tan conservadora como en la que yo vivo.
La necesidad de comprender esta verdad y de enfrentarme a ella me llevó a hablar con aquellos que la conocían. A medida que iba conociendo a más personas, el deseo de tratar las vidas de estos hombres y mujeres que se hacen invisibles, o que borramos nosotros, iba cobrando más fuerza.
¿Qué puede decirnos sobre los actores?
Ya conocía a Lubna Azabal, con quien había trabajado durante el rodaje de Adam, y conocía también su talento. Sabía que ella entendería el reto que conllevaba esta obra y que le gustaría su personaje, Mina. Al escribir Le Bleu du Caftan (The blue caftan), la tenía a ella en mente, seguramente porque su carácter es tan fuerte como el de Mina. Con la distancia, creo que Lubna influyó de manera inconsciente en la escritura del guion. El rodaje fue muy duro para ella: mientras que Mina perdía la vida, Lubna descubrió que su padre estaba gravemente enfermo. Lubna tuvo un inmenso coraje al vivir en paralelo la agonía de su personaje y la muerte de su padre. Fue muy duro, pero al mismo tiempo había como algo poético en esta situación, como si ella acompañara a su padre a distancia, como si viviera la muerte con él.
Cuando Saleh Bakri leyó el guion, se enamoró del personaje de Halim y entendió su desgarro interior, la belleza que este escondía y lo trascendente que era este mensaje para el mundo. Descubrió cosas que él también, como artista, quería defender. Para interpretar un personaje homosexual como Halim en el mundo árabe, es necesario creer en ello y ser muy valiente.
Ayoub Missiouni, al igual que Saleh, demostró tener la misma valentía. Youssef, el personaje que este interpreta, es su primer papel en el cine. Este se comprometió totalmente a afrontar la incertidumbre de las reacciones que la obra podía suscitar en Marruecos. Enseguida me di cuenta de que Ayoub tenía la madurez suficiente para comprender los retos que la obra presentaba, y que tenía la sensibilidad y el talento para interpretar a su personaje y defenderlo.